Hasta este momento, en esta serie sobre cómo lanzar una startup, has aprendido a generar ideas para tu startup, a validar esas ideas, a seleccionar la mejor, y a reclutar un equipo de fundadores.
Ahora toca empezar a construir tu primer producto.
Exploraremos los últimos enfoques teóricos, como el desarrollo ágil, el producto mínimo viable (MVP), y los principios del lean startup. Pero no te preocupes, también será un tutorial muy práctico, en el que aprenderás a poner todo esto en práctica, y verás ejemplos de cómo lo han hecho, en el mundo real, algunas empresas de éxito como Dropbox.
Al final, habrás adquirido una sólida compresión sobre enfoques exitosos para el desarrollo de productos y estarás listo para empezar a crear tu primer producto de forma inteligente: de manera gradual en pequeñas fases, a partir del constante feedback aportado por clientes para estar siempre seguro de que vas por el buen camino.
Estos métodos están más indicados para startups de negocios online o basadas en el desarrollo de software, de manera que en este tutorial nos centraremos en esto. No obstante, los principios básicos se pueden aplicar también a otros tipos de startups.
1. Poner en práctica el desarrollo ágil de producto
Vivimos tiempos cambiantes. La tecnología está cambiando, las preferencias de los clientes están cambiando, y las ideas pueden pasar de ser viables a fracasos (y viceversa) en el transcurso de uno o dos años.
En este contexto, necesitas un método rápido y ágil para crear productos. Las normas tradicionales de desarrollo de producto fueron concebidas en una era muy distinta, y si intentases aplicarlas en la actualidad podrían impedir tu avance.
En el modelo de desarrollo de producto tradicional, empezarías realizando una exhaustiva investigación sobre tu idea y las posibilidades de tu futura solución, concebirías un conjunto de especificaciones, construirías el producto completo de principio a fin, lo lanzarías, y entonces empezarías a obtener feedback de los clientes.
Esto tenía sentido en una época en la que los costes de la fabricación de productos físicos eran altos, y la posibilidad de obtener un feedback continuo de los clientes era mínima.
El riesgo está en que se invierte tanto tiempo diseñando y construyendo el producto que es muy posible que sea algo obsoleto mucho antes de llegar al mercado. Y como el feedback de los clientes solo lo obtienes al final, podrías acabar creando algo que, aún cumpliendo todas tus especificaciones, no es lo que la gente quiere.
Actualmente, existe un mejor método.
Sitúa al cliente en el centro
Mediante el desarrollo ágil de producto, no vas a intentar diseñar el producto desde cero para acabar entregando una versión final a los clientes.
En cambio, se divide el proyecto en pequeñas fases. Empiezas pequeño, reuniendo a clientes potenciales mediante los métodos descritos en el anterior tutorial, y les concedes acceso a valiosas partes del software conforme las vayas desarrollando. Es decir, primero satisfaces a tus clientes, y aprovechas el feedback que aportan para ayudarte a diseñar el próximo componente de manera que les resulte lo más útil posible.
Si tu producto final es un completo paquete de software que les ayuda a gestionar todos sus perfiles en redes sociales, por ejemplo, podrías empezar lanzando una pequeña parte que les sugiera a qué usuarios de Twitter deberían dejar de seguir.
Tú ya tienes una idea general del aspecto que tendrá el paquete completo, y puedes comunicar esta visión a tus clientes, pero ofrecerles algo que puedan usar de inmediato cumple dos objetivos:
- Los mantiene satisfechos mientras esperan el producto final.
- Te proporciona valiosas opiniones sobre el diseño y las características del producto, de manera que puedas evitar malgastar tu tiempo construyendo cosas que la gente no desea.
Acepta el cambio
El feedback de los clientes podría implicar que el diseño de tu producto tenga que estar en permanente cambio durante la fase de desarrollo.
Esto que podría parecer una desventaja, es por el contrario una gran ventaja si estás dispuesto a aceptar los cambios requeridos. Puede que al principio te cueste más tiempo modificar tus planes y empezar a hacer algo que no tenías pensado, pero a largo plazo comprobarás que ahorras mucho más tiempo que si creases directamente el producto final, para acabar descubriendo posiblemente que a la gente no le gusta, y teniendo que retroceder para cambiarlo.
El énfasis de la metodología ágil está en el desarrollo continuo. Por tanto, en lugar de esforzarte en completar todo en un plazo determinado, tu objetivo es ahora lanzar software útil de manera periódica, por ejemplo, una mejora incremental al mes.
2. Produce un producto mínimo viable
Tu objetivo en esta primera fase de desarrollo del producto no consiste en producir el producto perfecto.
Puede que esto suene sorprendente: al fin y al cabo, la mayoría de los sectores son muy competitivos, y podrías pensar que para sobresalir tu producto debe ser tan bueno como sea posible.
Pero de hecho lo que quieres es realizar la menor cantidad de trabajo posible, no porque seas vago o barato, sino porque la parte más importante del lanzamiento de una startup se basa en aprender de tus clientes, y hacerlo de forma rápida.
Producir un producto mínimo viable (MVP) es la manera más rápida de iniciar una conversación con tus clientes para aprender qué desean, cómo lo quieren, y cuál es la forma más eficaz en la que puedes solucionar sus problemas.
Cómo Funciona MVP: Un caso de estudio
Una empresa que supo aprovechar el enfoque MVP es Dropbox, la conocida plataforma para compartir archivos y almacenar el la nube. Actualmente es una empresa valorada en 10 billones de dólares, pero en 2007 tan sólo era una idea. La gente tenía dificultades para compartir online archivos grandes, y Drew Houston pensó que tenía una solución sencilla.
El problema era que necesitaba una inversión considerable para crear un producto de prueba, y era difícil convencer a capitalistas de riesgo y de otro tipo para que invirtieran sin haber visto aún un producto que pudieran probar. Fue atrapado en una situación clásica de Catch-22.
Escapó de este estancamiento produciendo un sencillo vídeo de presentación, que mostraba cómo iba a funcionar Dropbox y explicando el frustrante problema que pretendía resolver.
Como extra para propiciar la viralidad, incluyó algunas bromas del gusto de su público objetivo, «techies». El vídeo fue compartido miles de veces y la lista de espera de Dropbox pasó de 5.000 a 75.000 personas en una solo noche.
Un video de demostración es aproximadamente tan simple como lo que podamos conseguir que sea el producto. El software ni siquiera funcionaba en esa fase, y aún así cumplió el objetivo de cualquier MVP. Mostró que existía interés por el producto, e inició el diálogo que ayudó a Dropbox a desarrollar su producto de una forma que tuviese mucho más valor para sus clientes. En este caso, también ayudó a proporcionar la financiación que posibilitó la transformación de Dropbox desde la idea a una empresa de millones de dólares.
Tu MVP podría tomar muy distintas formas. Podría ser una versión a pequeña escala de tu producto final, o una demo, o cualquier otra cosa. El único requisito es que permita que la gente vea cómo funciona tu producto y empiece a hablar sobre él, lo cual te servirá tanto para generar interés entre los clientes, como de guía durante el desarrollo del producto sus sucesivas iteraciones.
3. Adopta los principios Lean Startup
En el Paso 1 aprendiste a trabajar a través de consecutivas iteraciones en el desarrollo del producto, usando en todo momento el feedback del cliente.
Pero, ¿cómo lo haces exactamente? En este paso, veremos algunos de los principios clave para gestionar una startup con la metodología lean, y te mostraré cómo aplicarlos en tu negocio.
El objetivo de la metodología lean no es el ahorro de dinero; se trata de evitar esfuerzos inútiles. En este entorno altamente competitivo y cambiante, no te puedes permitir desperdiciar ni tiempo ni energía, especialmente si estás trabajando solo o con un pequeño equipo. El objetivo es hacer un uso eficaz de todo tu tiempo y recursos.
Crea, mide, aprende
Una vez hayas empezado a crear tu primer producto y lo hayas presentado a tus clientes, debes empezar a aprender y a adaptarte.
El mantra «Construye, Mide, Aprende» puede ayudarte a conseguir el producto adecuado. Ya hemos visto la metodología para construir el producto, pero ¿por qué medir? Aquí es donde se complica, ya que hay muchas cosas que puedes medir, empleando desde servicios gratuitos como Google Analytics hasta productos más completos y costosos como Ontraport, y con toda esta información a tu alcance, es fácil acabar haciendo un seguimiento de los datos erróneos.
Muchas de las métricas que citan algunas startups no son más que «métricas de la vanidad«, por poner un ejemplo. Es fantástico si experimentas un aumento en el tráfico de tu sitio web, o si consigues miles de seguidores en redes sociales, pero las métricas por las que te deberías preocupar no son precisamente las que te hacen sentir bien. En su lugar, debes preocuparte de aquellas que te ayudan a tomar decisiones.
Lo que debes medir dependerá de tu tipo de negocio, pero piensa sobre todo en aquello que te ofrezca una visión sobre lo que desean tus clientes. Realiza test tipo A/B en todas las páginas clave de tu sitio web, y también del propio producto. Descubre qué es lo que valora la gente, qué tipo de lenguaje o tono les resulta atractivo, qué diseño o configuración de página les incita a completar en mayor porcentaje la acción que deseas.
También puedes fijarte en las «cohortes», o grupos de clientes que se suscribieron más o menos durante el mismo periodo. Observa qué porcentaje de los clientes que se suscribieron en una misma semana iniciaron una acción, como por ejemplo comprar o solicitar información. Haz un seguimiento de la evolución del porcentaje en distintas cohortes a lo largo del tiempo, y de cómo le afecta a éste los productos que vayas ofreciendo y la forma en la que lo haces.
Cuando hayas conseguido algunos datos relevantes sobre la efectividad de tu producto, podrías complementarlos con el antiguo pero aún válido método de toma de contacto con el cliente. Pregúntales qué piensan, usa encuestas, interactúa en redes sociales, y empieza a formarte una imagen completa de cómo está funcionando tu producto.
Después, cuando estés trabajando en la siguiente iteración, podrás incorporar todo lo que hayas aprendido de tus clientes, y realizar los cambios necesarios.
Lo que te queda por leer:
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4. Mantén la claridad en todas las iteraciones
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Objetivos claros
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Planes claros
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Responsabilidades claras
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Siguientes pasos
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